Cuando era niña, mi mamá me hacía cumpleaños deliciosos en los que lo que menos le importaba era la nutrición. Pero más allá de la, ahora, controversial gelatina, todo era hecho por ella: sánguchitos deliciosos, alfajorcitos, brownies, la torta, etc. No había nada realmente dañino, sí claro, una bomba de azúcar, si es que te llenabas sólo con los dulces, pero me parece que eran mucho mejores de lo que veo hoy en día. Las golosinas y chatarra reinan en los cumpleaños, me ha tocado ir a cumples donde las únicas opciones para tomar algo son gaseosas y en donde lo único que hay que comer es una golosina envasada. Y, lo siento, eso no está bien, nos disculpamos con “eso es lo que los niños esperan”, pero los niños esperan lo que los adultos les enseñamos a esperar. Después de 10 años de aprender que “en el cumple aprovechas para comer toda la chatarra que puedas”, no sorprende que se avalanchen a la mesa apenas llegan. Ojo, no les estoy diciendo que cometan la tortura de llevar al peque y prohibirle que coma lo que hay en la mesa (y que todos comen), cuando vamos a un cumple la Nutiwawa come lo que quiere (aunque está tan ocupada jugando, que normalmente me pide y yo le busco un sánguchito). Sólo digo que debemos crear espacios saludables, que ofrezcamos más opciones para todos. No digo que hagan un cumple 100% saludable, pero al menos pongan algunas opciones, ya con ofrecer sánguchitos y chicha es bastante. En mi caso decidí hacer un Nutricumple (como el año pasado), tras la insistencia de la abuela (mi madre) le dije que ella podía hacer su propia mesa cumpleañera en el comedor principal (en donde toda la vida ha puesto la mesa de cumpleaños) y yo iba a hacer mi mesa de cumpleaños en el espacio en donde había “preparado” las cosas para el cumple. El resultado fue el que yo esperaba: los invitaditos de la Nutriwawa, los niños, comieron felices todas las opciones que les di, chicos y grandes tomaron del agua de fruta y la chicha natural, no quedó ni un sanguchito. Los únicos comentarios negativos vinieron de algunos adultos de mi familia y yo respondí con "si quieres en el comedor hay otras opciones", sin embargo los niños comieron felices, FELICES. En la mañana de ese mismo día celebré en el nido con las mismas opciones que tuve en la casa de los abuelos, y fue lo mismo: los niños comieron los huevitos, los tomatitos, los pancitos, las frutas, los muffins saludables ¡Todo! es que lo que los niños buscan en un cumpleaños es DIVERTIRSE, lamentablemente lo que los adultos les enseñamos es comer porquerías. A esperar la chatarra, a buscar la gaseosa, a atragantarse con caramelos, he visto a niños de 1 año y pico querer irse a jugar y a la mamá obligándolo a quedarse para que tomen un poco de gaseosa y se coman un chocolate. Les pasamos nuestras malas costumbres. Pero eso puede detenerse, podemos incluir nuevas opciones, me alegra el día cuando algunas mamás me mandan fotos de los cumples con opciones saludables de sus enanos, pronto haré un post con las fotos de los nutricumples de las Nutriwawas; y es que SE PUEDE. Por ahora puedes ver el álbum de fotos haciendo click aquí. Miren si no la mesa del primer cumpleaños de Sebastián En el próximo post les dejo todos los detalles del cumple de la Nutriwawa :)
Mucha gente al escuchar “crianza con apego” creen que esto consiste en sobreproteger al niño y tenerlo bajo la falda. Nada más alejado de la verdad. El apego tiene que ver con “sensibilidad” es decir, con la posibilidad de la madre, padre o cuidador (abuelita, nana, profesora en el nido) de conectar con el niño, de manera que entiende sus señales de necesidad y las cubre. Una mamá que ha desarrollado un buen vínculo con su hijo es capaz de saber que está a punto de hacer un berrinche, no porque sea un malcriado, sino porque tiene sueño. La idea de apego es brindar al niño la seguridad necesaria para que cuando esté listo, sea capaz de explorar y “separarse” de la madre o cuidador de manera autónoma. Lo que la crianza con “apego” busca, es justamente la independencia del niño. Pero ojo, a su tiempo. Es a esto a lo que se le llama Apego Seguro. Estudios han demostrado que un niño criado con apego seguro se convierte en un adolescente y un adulto más sociable, menos violento y con mayores aptitudes para aprender. En este contexto, la sobreprotección se presenta como lo opuesto al apego. La sobreprotección se entiende como un rechazo al niño. ¿En qué sentido? En que lo que la madre (padre o cuidador) busca al sobreproteger al niño, es no ser molestado. Esto se aplica también a no tener límites y ser demasiado permisivo. Yo le doy el Ipad a mi hija no porque quiero que esté “contenta”, se lo doy porque no quiero que me moleste. Si mi hijo se cae o se asusta, corro automáticamente a besarlo y a decirle que “no llore”, porque no quiero que llore, y no me doy cuenta de que en ese momento estoy invalidando su sentimiento. ¿Quién soy yo para decirle a un bebe que eso que siente “no es miedo”? ¿No nos molestamos, nosotros mismos, cuando tenemos un problema y la persona en la que confiamos lo minimiza? La idea del apego seguro no es tapar la “necesidad”, mucho menos “complicarla”, la idea es ser lo suficientemente empáticos para poder captar las señales que constantemente nos envía el niño. Permitir al niño reconocer y validar su sentimiento y luego encontrar en nosotros el apoyo que pueda necesitar para cubrir su necesidad, hasta que llegue el momento de que sea capaz, por sí sólo, se hacerlo. Si bien se comprende que en algunos momentos o situaciones específicas uno pueda recurrir a un “engreimiento” o a “sobreproteger”, lo importante es ser conscientes de porqué lo estamos haciendo, y no permitir que esto sea la base de nuestra crianza. Tratemos de reconocer en nuestros actos las causas y permitamos que primen el amor y el respeto a nuestros hijos. Sólo así podremos decir #yocrioconapego. Mar! |
MBA Lic. Martha NevesMBA Licenciada en Nutrición con más de 13 años de experiencia directa con niños, empresaria, docente universitaria y mamá. #LactanciaMaterna #Colecho #Porteo
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March 2022
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